Los problemas de sueño muchas veces provienen de la falta de una buena rutina diaria, de no respetar los horarios de las comidas y de ir a la cama a diferentes horas cada día.
La comida más contundente debe ser la del mediodía, cuando la energía del Sol activa el fuego de la digestión. Cuanto más tarde en el día, menos poder tendrá nuestro sistema digestivo. Mucha gente almuerza algo liviano como un sándwich y termina el día comiendo una gran cena. Esto hace que a la hora de dormir la digestión se encuentre trabajando y perturbe el sueño.
La noche es el momento en el que el organismo debe descansar y recuperar fuerza y energía y, por ello, no debe estar ocupado en digerir alimentos. Se debe entonces tomar un desayuno moderado, un buen almuerzo y una cena muy liviana y no tarde en la noche.
El café, el té y el azúcar estimulan el sistema nervioso, y si se consumen en la tarde su efecto perjudicará el sueño. En cambio, se puede tomar café de cebada o de higos, y en la noche té de manzanilla, tomillo, valeriana, hierba luisa, y consumir ashwagandha como suplemento. El Ayurveda recomienda también consumir un vaso de leche caliente con una pisca de nuez moscada, tomar una ducha caliente, acostarse antes de las 10:00 p. m. y despertarse no más tarde de las 6:00 a. m. Parte de la rutina nocturna puede incluir el masajearse las manos y los pies con aceite de sésamo (ajonjolí).
La actividad física diaria, sobre todo las asanas de yoga y el pranayama o respiración consciente, contribuyen con el buen descanso nocturno.
También se recomienda desconectarse de la computadora y el teléfono al menos una hora antes de acostarse para darle un descanso a la vista, al sistema nervioso y a la mente, y en vez de eso leer un libro y practicar meditación.